[Gracias a J. S. por la genial idea. Leemos con atención y comentamos los posibles finales para esta historia]
Érase una vez un estudiante que tenía
un examen muy importante que debía aprobar a toda costa. Pero resultó que, una
semana antes de la temida fecha, la profesora que iba a
ponerles el examen se resbaló en su bañera y se rompió un tobillo. La jefa de
estudios comunicó a la clase queestaría por lo menos mes y medio de baja.
– Qué buena suerte ¿eh, tío?–dijo
su compañero– Ahora tenemos más tiempo para estudiar.
– ¿Buena suerte o mala suerte? Ya
veremos.
Al día siguiente, cuando toda la
clase estaba confiada, se presentó de improviso un profesor sustituto. Era un
señor mayor, ceñudo, de mirada colérica, que tosía todo el rato. Les dijo que
había hablado con la profesora accidentada y que el examen se iba a mantener,
tal y como estaba previsto.
– Qué mala suerte ¿eh, tío? –dijo
su compañero– Ahora sí que no aprobamos ni de coña.
– ¿Buena suerte o mala suerte? Ya
veremos.
Al día siguiente, el profesor sustituto
empezó a repasar con ellos las lecciones para el examen. La sorpresa fue
mayúscula cuando se dieron cuenta de que explicaba increíblemente bien. Muchos
alumnos entendían ahora sin dificultad conceptos que llevaban años
martirizándoles. Incluso se divirtieron en clase. El profesor les tomó tanto
cariño que prácticamente les dijo todo lo que iba a entrar en el examen.
– Qué buena suerte ¿eh, tío? –dijo
su compañero– Con este pavo aprobamos pero fijo.
– ¿Buena suerte o mala suerte? Ya
veremos.
La tarde antes del examen, todos
recibieron una llamada urgente de la jefa de estudios. El profesor sustituto
había dado positivo en un nuevo tipo de virus, y todos los que habían estado en
contacto con él debían encerrarse en sus casas y permanecer en cuarentena. El
instituto quedaba cerrado hasta nuevo aviso.
– Qué mala suerte ¿eh, tío? –le
escribió su compañero por WhatsApp– Ahora vamos a estar contagiados, sin poder
salir y adiós a aprobar el examen.
– ¿Buena suerte o mala suerte? Ya
veremos.
¿QUÉ PASARÁ
DESPUÉS? ESCRIBE TU FINAL EN LOS COMENTARIOS
"El día del examen llegó, pero dos días antes del examen la jefa de estudios había informado a todos los contagiados que están en su casa que harían el examen online y que podrían usar la ayuda de internet.
ResponderEliminar-Al final, teniendo buena o mala suerte, acabaremos haciendo el examen, ¿eh?-escribió el estudiante por Whatsapp a sus compañeros"
(escrito por Lamia El Mojoud, 2º C)
Pasaron varios días después de que informaron a los alumnos que se quedarían en casa. Como la cuarentena iba a ser larga, la clase creo un grupo de WhatsApp.
ResponderEliminar-Oye, chavales. Aquí colgáis todos los deberes y exámenes que habrá.
En otra parte de una conversación:
-Tío, ¿te has enterado? Van a largar la cuarentena. ¿Qué tal vas? ¿Has mejorado algo?
No contestó nada. Estaba en reposo...
Faltaba una semana para que acabara la cuarentena. El estudiante se dio cuenta que le llegó una notificación en su móvil.
"Se acabó el plazo del examen final del curso. ¡Ánimo, que queda una semana!"
-Mala suerte, no lo creo...
Les llegó un email que decía que darían las clases online.
ResponderEliminar-Qué suerte, ¿eh, tío?-escribió su compañero-. Ahora podremos seguir dando clases.
-¿Buena suerte o mala suerte? Ya veremos.
Después de llevar varios días de cuarentena, el profesor decidió poner el examen online.
-Qué mala suerte, ¿eh, tío? Ahora tendremos que hacer el examen online.
-¿Buena suerte o mala suerte? Ya veremos.
Al cabo de unos días el instituto les trasmitió por correo que el profesor había fallecido.
-Ahora, mira. Es buena y mala suerte. Buena porque no hay examen y mala porque el profe ha fallecido.
-Pues verdad...-respondió su compañero.
(María Díaz, 2º C)